Thursday, February 3, 2011

La Habana y sus Fortalezas


La Habana no es una ciudad de casualidad ni de comodidad. No es una ciudad que lo mismo puede existir que desaparecer, o que puede ser trasladada, o que puede permanecer estable por mucho tiempo. Al menos eso era muy cierto durante la era colonial de las Américas. No, La Habana tenía que existir, en el lugar que se encuentra y siempre progresando, con buena suerte un paso adelante de sus tiempos. Así fue por poco menos de cuatrocientos años.

El Morro de La Habana

Durante la era colonial del Nuevo Mundo, en la Ciudad de La Habana se construyeron fortalezas como en ninguna otra ciudad en las Américas. La razón fue sencilla, La Habana era sumamente importante para el tráfico marítimo entre las Américas y Europa. Quien fuera dueño de La Habana, era dueño del Estrecho de la Florida; el paso más seguro al Atlántico desde el Golfo de México y el Caribe. España no podía darse el lujo de perder el Estrecho, ni el refugio que le ofrecía la Bahía de La Habana, tanto contra piratas como huracanes. Pero la ciudad era codiciada por todos. Muchos trataron, y algunos lo lograron, apoderarse de ella. Lo cual, después de pagar su valor en oro varias veces, obligaba a España a proteger con más celo su propiedad imprescindible. Inicialmente se hizo una fortaleza y no logró su propósito. Entonces se volvió a hacer, mucho más sólida, el muy conocido Castillo de la Real Fuerza, además de otras dos fortalezas para proteger la entrada a la bahía, la Fortaleza de la Punta y Tres Reyes Magos del Morro, pasando La Habana a ser la ciudad de los tres castillos como su escudo lo indica. Son estas tres fortalezas de La Habana las que tratamos en esta breve nota.

Castillo de la Real Fuerza

Después se edificaron varias fortalezas menores en La Habana y sus cercanías: Torreón de Cojímar, Torreón de San Lázaro y Torreón de la Chorrera. Se hicieron otras edificaciones aun mayores adicionales: Castillo de Atarés y Castillo de El Príncipe. La ciudad se cercó con una Muralla, restos de la cual aun existen en algunas partes. Y se construyó el castillo más grande del Nuevo Mundo, la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña.

En 1519 la villa de San Cristóbal de La Habana ya se encontraba en la localidad presente. No tomaron dos décadas, en 1538, antes que la entonces villa fuera saqueada e incendiada por piratas franceses. Una par de años más tarde se terminaba una fortaleza a la que se le llamó La Fuerza de La Habana*. Pero aquel fuerte tampoco sobrevivió mucho tiempo y en 1555 el corsario francés Jacques de Sores tomó y ocupó la villa. Alguna gran importancia le vio el rey de España a La Habana, porque en aquel entonces no producía nada y aun así insistió en defenderla. Tan pronto de Sores decidió irse, el rey encomendó al gobernador de la isla a reconstruir La Fuerza. Pero aquello era más fácil decir que hacer y entonces en 1558 se comenzó a edificar una nueva fortaleza, el Castillo de la Real Fuerza, que aun existe.Por órdenes del rey se financió la nueva construcción con divisas “situadas” por el Virreinato de Nueva España, hoy México y países vecinos. Se empleó la mano de obra de esclavos africanos, los cuales eran rentados de sus dueños para ser usados en la construcción y otros fueron traídos desde Cartagena. También se obligaron a trabajar allí a todos los “vagabundos” de La Habana que no eran blancos y también a algunos prisioneros de guerra. Algunos indios de Guanabacoa prestaron sus servicios pero como voluntarios pagados. La obra comenzó a cargo de Bartolomé Sánchez y terminó bajo la dirección de Francisco de Calona.

Fortaleza de la Punta

En la parte más expuesta al mar de la entrada a la Bahía de La Habana se alza una fortaleza de considerable dimensiones. Ese castillo es El Morro de La Habana. Masivo, silente, es hoy sólo un testimonio a los incesantes ataques de piratas y filibusteros que la ciudad de La Habana, en realidad toda la isla de Cuba, sufrió durante la era colonial. Se le llama el Morro por ser el punto más avanzado de tierra hacia el mar. Esa es la palabra o término que se empleaba para describir el punto más saliente o adelantado en la entrada de las bahías; el hocico. Es en esa sección de la Bahía de La Habana, en su costa oriental, donde aun se encuentra esta fortaleza.

Fue El Morro el objetivo primordial cuando los ingleses tomaron La Habana en 1762. Pero no lo pudieron capturar por el mar, realmente desde un principio los ingleses diseñaron la estrategia de atacarlo por tierra y así lo hicieron. En total una escuadra de más de catorce mil marinos comandados por el almirante Sir George Pocock y un ejército de más de doce mil hombres, bajo la dirección de Sir George Keppel, Conde de Albemarle, tomaron parte en este ataque. La mayor parte del contingente desembarcó al oriente de Cojímar, trasladándose por tierra hacia la colina de La Cabaña. En aquellos tiempos La Cabaña, que se encuentra en la misma orilla de la Bahía de La Habana que El Morro y no muy lejos de éste, se encontraba despoblada y desde el punto de vista militar dominaba a El Morro, por ser más alta, y a la ciudad de La Habana a través del Canal de la Bahía. Lo que traían en armamento los ingleses, como decimos los cubanos, no era de amigos. Una vez tomada La Cabaña comenzaron a descargar sobre El Morro mientras los buques ingleses mantenían el flanco marino en puro tormento. Así y todo pasaron días y no podían expugnar las murallas de El Morro. Les tomó explotar una mina, o bomba, de considerable magnitud, plantada próxima a una de las paredes. Fue entonces, el 30 de julio de 1762, cuando el formidable castillo de los Tres Reyes Magos del Morro logró ser tomado por los ingleses.

La Cabaña

La Muralla de La Habana ya era un concepto en 1603. Otra medida de protección fue hacer un inmenso foso alrededor de La Habana y de esta forma aislarla por completo. Se optó por la muralla la cual se comenzó a construir durante el gobierno de Francisco Rodríguez de Ledesma (algunos historiadores sitúan la fecha exacta siendo el 3 de enero de 1671, otros fijan el evento en febrero del 1674). La monumental obra se logró terminar casi un siglo más tarde; siendo dada por terminada la sección que daba a tierra en 1698 pero no completándose la parte que daba a la bahía hasta 1740. Se comenzó a desmantelar en 1863. La construcción consistía de una muralla con sus apropiados fosos, garitas y bastiones. Su extensión era de unos 4892 metros. Contaba con un pequeño ejército de tres mil cuatrocientos a seis mil soldados y una artillería de ciento ochenta cañones.

La Muralla de La Habana