Selección de algunos de los monumentos dedicapos a
José Martí, Apóstol de Cuba, en la Ciudad de La Habana. Por supuesto, en su día natalicio,
28 de enero que es hoy, comenzamos con la Casa Natal del Apóstol. Fue en la casa donde residía el matrimonio Martí y Pérez junto con un primo de don Mariano, Nº 41 de la calle Paula, donde nació José Martí. Esta casa se encuentra cerca de la Terminal de Trenes actual y en los tiempos del nacimiento de José Martí de la Muralla de La Habana llegando a su extremo dentro de la Bahía de La Habana. Durante los años de infancia de José Julián la familia Martí y Pérez se mudó a otra casa en La Habana. Viajaron a Valencia, España, y de nuevo regresaron a Cuba. De vuelta en La Habana se mudaron varias veces, también vivieron en Marianao y Guanabacoa quedándose José Martí en casa de su maestro y mentor Rafael María de Mendive para poder continuar sus estudios. El matrimonio y algunas de las hijas eventualmente se trasladaron a Ciudad México, pero nunca llegaron a residir en una casa que se pueda considerar por largo plazo.
Octubre de 1869 - Un grupo de voluntarios registran la casa de Fermín Valdés Domínguez y encuentran una carta firmada por Martí y Valdés Domínguez dirigida a Carlos de Castro y de Castro, un condiscípulo de ellos, donde le criticaban por enlistarse en el ejército español. (ver al final Luis Rodríguez-Embil)
Después del fracaso de la Fernandina, José Martí envía la “Orden de Levantamiento” a Cuba y el
24 de febrero, en menos de un mes de recibida por Juan Gualberto Gómez en Cuba, se da el “Grito de Baire”, comenzando de la “Guerra de Independencia de Cuba”.
Siete años y un día más tarde, el
20 de Mayo, con el merecido grado de Generalísimo, Máximo Gómez iza la bandera cubana sobre el Palacio de los Gobernadores en La Habana, y la posteridad eleva el nombre de José Martí a la Inmortalidad.
Del registro en la casa de Fermín Valdés Domínguez por Luis Rodríguez-Embil en “José Martí, el santo de América” de la Imprenta P. Fernández y Cia, 1941, páginas 27-28 nos presenta los detalles:
...“La familia se ha trasladado a Guanabacoa, donde ejerce ahora Don Mariano, ceñudo y fiero, el cargo de Celador del barrio de la Cruz. Queda la casa de los esposos guatemaltecos Valdés Domínguez, padres de Fermín, y que han cobrado afecto al amable y cortésmente cordial amigo de su hijo. A casa de Valdés Domínguez asiste, pues, Martí todas las noches. Juntos él, Fermín y el hermano del segundo, Eusebio, ya recibido de Abogado, toman clases cotidianas de francés con un galo auténtico, de apellido Fortier. Mas Don Mariano, que acaso considera una pérdida de tiempo tal estudio, halla para Pepe una ocupación seria. Es en el despacho de Don Cristóbal Madan. El hijo gana "cuatro onzas y media, que entrega a su padre". La duración del trabajo sería hoy con harta razón juzgaba inaudita y contra toda higiene, señaladamente para un jovencito como Pepe: "de seis de la mañana a ocho de la noche..."
“Martí no protesta. Tiene la intuición neta ya de que también la vida para él es, ha de ser, como más tarde escribió de la patria, "agonía y deber". Se somete sin queja ni alarde, como era su naturaleza someterse a lo que creía su obligación. Fermín le acompaña de tarde, después del almuerzo, hasta la puerta del escritorio donde Martí trabaja. Y una tarde, al regreso a su casa, tras de dejar a Pepe en su trabajo, se entera Fermín de lo ocurrido en su ausencia y en la de Martí, unos momentos antes:
“Su hermano Eusebio, quien, en compañía del Profesor de francés Don Atanasio Fortier y de su amigo Sellén, aguardaban la llegada del propio Fermín para comenzar la clase de aquel día, asomados a una de las ventanas de la calle, habían entablado un diálogo risueño con una graciosa vecina de enfrente que también se asomara a la ventana, a tiempo de pasar de retirada un pelotón de voluntarios al compás de la música de su charanga, para disolverse en el "Campo de Marte". Los voluntarios, arrogantes dominadores de la ciudad inerme, habían, al paso, escuchado las risas de los que de una a otra ventana dialogaban. Y el violento complejo de inferioridad de aquellos hombres que jamás salían a combatir, y que se traducía en su arrogancia misma, sintióse ofendido por las risas, pues temía y columbraba un ultraje en toda manifestación que no fuese de admiración rendida.
“Tal escucha Fermín al regresar de dejar en su trabajo a Pepe. Y, apenas lo escuchara, cuando un tropel de voluntarios invade el domicilio de los Valdés Domínguez, y se lleva al propio Fermín detenido. Le siguen a la prisión, la noche misma, el maestro de francés y Sellén. Los propios voluntarios efectúan un registro en la casa. Martí ignoraba todavía lo ocurrido. Mas, en el registro efectuado, he aquí que fue hallada, entre los papeles de Fermín, una breve misiva, dirigida a Carlos de Castro y Castro y que la carta llevaba, no una, sino dos firmas: la de José Martí y la de Fermín Valdés Domínguez"...
"De los hechos en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895 por Rafael Lubian y Arias en “Martí en los Campos de Cuba Libre” publicado en 1953 en Homenaje de la “Cervecería Polar” al Apóstol José Martí en el Primer Centenario de su Natalicio:
..."El 19 temprano, el Coronel Sandoval, por los informes que ha logrado recoger, sabe que hay partidas de insurrectos por los alrededores y que en la dirección de "La Vuelta Grande" había algún núcleo de importancia. No comunica su proyecto de salir a combatir esas partidas y emprende su marcha con mucho sigilo por la orilla izquierda del Contramaestre. Al llegar a Limones vadea el río y sigue la marcha por el camino de Remanganaguas a "Dos Ríos", o sea, por la orilla derecha del Contramaestre. A poco andar, la vanguardia da el alto a un campesino que trata de huir, pero es alcanzado.
"Traído a presencia del Jefe de la Columna, el Guajiro cantó de plano todo lo que sabía, aun cuando ya había hecho desaparecer el papel que llevaba. Este individuo era el isleño Carlos Chacón, de la finca "La Vuelta Grande", donde estaban acampados Martí y Gómez, etc. Chacón confesó el lugar donde estaban los cubanos, y también que un señor a quien todos respetaban, llamado Martí, le había entregado cuatro monedas de oro y otras de plata para que le trajera ropas y víveres de acuerdo con una lista que le había dado éste de su puño y letra. En vista de ello Chacón fue obligado a servir de guía o práctico a la columna española. Sigue Sandoval su marcha y al llegar a "Dos Ríos", precisamente al lugar llamado "La Jatía", hace alto, seguramente por tener noticias de la proximidad del campamento cubano. Probablemente por la familia del prefecto Rosalío Pacheco se entera Sandoval que suman más de trescientos los hombres que hay en "La Vuelta Grande" y decide tomar posiciones estratégicas y esperar. Coloca una avanzada como de cuarenta hombres cerca de la barranca del río por donde supone ha de venir el enemigo. Despliega una compañía en línea de combate, apoyando su flanco en el monte distante del río Contramaestre como 400 metros. También cerca del río aposta una sección, y con el grueso de las fuerzas de infantería y caballería a sus órdenes, espera el momento para lanzarlas donde menester fuere.
"En el campamento cubano hay tranquilidad y se disponen a descansar cuando se oyen tiros en dirección del camino de "Dos Ríos". Parece que estos disparos fueron hechos a una patrulla cubana de caballería, por la avanzada española. Se da el aviso de enemigo a la vista. Habían transcurrido escasamente dos horas de la llegada de Máximo Gómez al campamento cuando sonaron los disparos. El General ordenó "¡a caballo!", y dijo al General Masó: "siga con toda la gente detrás de mí". Pensaba el General Gómez poder llegar a los campos de "Dos Ríos", que es un lugar bueno para maniobrar la caballería, lo que no logró por estar ya el enemigo posesionado de sus entradas. La gente demostró un gran entusiasmo, lo que hizo pensar al General Gómez en otro "Palo Seco", según dice en su diario de operaciones. Ataca el General con gran ímpetu la avanzada enemiga arrollándola. Entonces el General ordena a Martí "retirarse hacia atrás que aquél no era su puesto". Las tropas españolas están desplegadas en línea de combate y resisten la acometida de los cubanos, no sin sufrir muchas bajas. Se generaliza el combate y Máximo Gómez no sabe ya de Martí, el que ha quedado atrás. Parece que Martí, ante la ruda lucha que estaba presenciando, y de los ineficaces ataques contra las líneas enemigas, se lanzó hacia el enemigo, diciéndole al Ayudante del General Masó, Angel de la Guardia: "vamos a la carga, joven", emprendiendo loca carrera con su revólver desenfundado, seguido por Angel de la Guardia. Parece que con este gesto, intentó en un arranque de valor provocar una reacción favorable de las armas cubanas.
"Corría el caballo de Martí, sin saber este a donde iba, guiado solamente por el sonido de los disparos, y en su loca carrera, atravesaron el río Contramaestre, subieron la cuesta del camino, doblaron un recodo que hay en este, y al salir a la recta que desemboca en "La Jatía", cayeron en la zona de fuego de los fusiles enemigos. La cerca que servía de parapeto a los españoles, tenía una portada sobre el camino, y por ella cruzaron Martí y su Ayudante, avanzando hacia el enemigo. Los españoles abrieron intenso fuego sobre ellos, pero Martí siguió avanzando con un valor temerario, hasta caer, mortalmente herido, "de cara al sol", como el pedía en sus conocidos versos, más allá de la línea enemiga, a unos veinte metros de la margen derecha del río Contramaestre, entre un fustete y un dagame. Su Ayudante, Angel de la Guardia, logró escapar ileso después de haber caído herido su caballo. El caballo que montaba Martí volvió a las líneas cubanas, siendo recogido por el corneta José Gutiérrez. La sección que mandaba Sánchez de León fue la que hizo las descargas que produjeron la muerte de Martí"...