Sunday, October 16, 2011

La fuente de la Noble Habana


Un regalo del Conde de Villanueva a su ciudad, La Habana, es la fuente de la Noble Habana, o fuente de La India. Fotos de la Noble Habana en el presente y hace unos cien años en las Tarjetas Postales y de los artículos, que muchos de ellos se pueden ser considerados educativos y también ya históricos dada la época en que fueron editados, en el libro “Así es Cuba” presentado en la sección de “Cosas de mi Tierra” en Guije.com, Cuba y la Fuente de la India. Un mudo testigo de todo esto es sin duda la Fuente de la India o de la Noble Habana hoy relegada en el olvido por todos o casi todos los cubanos ya que incluso le han arrebatado al lugar donde se encuentra el nombre clásico de Parque de la India que antes tenía ya que ha absorbido, no sin cierta razón de ser el Parque de la Fraternidad, donde ocupa lugar preferente el Arbol de la Fraternidad alimentado con tierra de todos los pueblos de las tres Américas.


Formando coro con ella y con ella simbolizando a Cuba y a su Capital La Habana hay una rotonda de palmas reales que con el viento le cantan a la bella India la canción eterna que tan sólo interpretar saben los céfiros y las brisas tropicales y cimbreándose con la elegancia que ellas saben, hasta ahora la han defendido cuando rebrama el huracán y sus ráfagas aciclonadas siembran de espanto las cortas horas en que dura su reinado... Después pasado la tormenta cuando de nuevo renace la calma el habanero puede captar, con cierta satisfacción muy íntima, cómo sonríe la India de la Fuente que lleva su nombre esforzándose en representar a la noble Ciudad de La Habana.


Hoy esta filigrana, obra del escultor italiano Giosseppe Gaggini, modelada en Carrara allá por el año 1836 parece sobrecogerse ante la mole inmensa que sobre ella gravita desde el Capitolio Nacional majestuoso e imponente, así como ante las torres de la Central de Teléfonos y los mil y mil rascacielos que van dando a La Habana el empaque de ciudad de primer orden. Pero la obra que se debe a la iniciativa del Conde de Villanueva don Claudio Martínez de Pinillos sigue modesta y humilde pero constante y digna en su puesto que nadie se atreve a robar.

Thursday, February 3, 2011

La Habana y sus Fortalezas


La Habana no es una ciudad de casualidad ni de comodidad. No es una ciudad que lo mismo puede existir que desaparecer, o que puede ser trasladada, o que puede permanecer estable por mucho tiempo. Al menos eso era muy cierto durante la era colonial de las Américas. No, La Habana tenía que existir, en el lugar que se encuentra y siempre progresando, con buena suerte un paso adelante de sus tiempos. Así fue por poco menos de cuatrocientos años.

El Morro de La Habana

Durante la era colonial del Nuevo Mundo, en la Ciudad de La Habana se construyeron fortalezas como en ninguna otra ciudad en las Américas. La razón fue sencilla, La Habana era sumamente importante para el tráfico marítimo entre las Américas y Europa. Quien fuera dueño de La Habana, era dueño del Estrecho de la Florida; el paso más seguro al Atlántico desde el Golfo de México y el Caribe. España no podía darse el lujo de perder el Estrecho, ni el refugio que le ofrecía la Bahía de La Habana, tanto contra piratas como huracanes. Pero la ciudad era codiciada por todos. Muchos trataron, y algunos lo lograron, apoderarse de ella. Lo cual, después de pagar su valor en oro varias veces, obligaba a España a proteger con más celo su propiedad imprescindible. Inicialmente se hizo una fortaleza y no logró su propósito. Entonces se volvió a hacer, mucho más sólida, el muy conocido Castillo de la Real Fuerza, además de otras dos fortalezas para proteger la entrada a la bahía, la Fortaleza de la Punta y Tres Reyes Magos del Morro, pasando La Habana a ser la ciudad de los tres castillos como su escudo lo indica. Son estas tres fortalezas de La Habana las que tratamos en esta breve nota.

Castillo de la Real Fuerza

Después se edificaron varias fortalezas menores en La Habana y sus cercanías: Torreón de Cojímar, Torreón de San Lázaro y Torreón de la Chorrera. Se hicieron otras edificaciones aun mayores adicionales: Castillo de Atarés y Castillo de El Príncipe. La ciudad se cercó con una Muralla, restos de la cual aun existen en algunas partes. Y se construyó el castillo más grande del Nuevo Mundo, la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña.

En 1519 la villa de San Cristóbal de La Habana ya se encontraba en la localidad presente. No tomaron dos décadas, en 1538, antes que la entonces villa fuera saqueada e incendiada por piratas franceses. Una par de años más tarde se terminaba una fortaleza a la que se le llamó La Fuerza de La Habana*. Pero aquel fuerte tampoco sobrevivió mucho tiempo y en 1555 el corsario francés Jacques de Sores tomó y ocupó la villa. Alguna gran importancia le vio el rey de España a La Habana, porque en aquel entonces no producía nada y aun así insistió en defenderla. Tan pronto de Sores decidió irse, el rey encomendó al gobernador de la isla a reconstruir La Fuerza. Pero aquello era más fácil decir que hacer y entonces en 1558 se comenzó a edificar una nueva fortaleza, el Castillo de la Real Fuerza, que aun existe.Por órdenes del rey se financió la nueva construcción con divisas “situadas” por el Virreinato de Nueva España, hoy México y países vecinos. Se empleó la mano de obra de esclavos africanos, los cuales eran rentados de sus dueños para ser usados en la construcción y otros fueron traídos desde Cartagena. También se obligaron a trabajar allí a todos los “vagabundos” de La Habana que no eran blancos y también a algunos prisioneros de guerra. Algunos indios de Guanabacoa prestaron sus servicios pero como voluntarios pagados. La obra comenzó a cargo de Bartolomé Sánchez y terminó bajo la dirección de Francisco de Calona.

Fortaleza de la Punta

En la parte más expuesta al mar de la entrada a la Bahía de La Habana se alza una fortaleza de considerable dimensiones. Ese castillo es El Morro de La Habana. Masivo, silente, es hoy sólo un testimonio a los incesantes ataques de piratas y filibusteros que la ciudad de La Habana, en realidad toda la isla de Cuba, sufrió durante la era colonial. Se le llama el Morro por ser el punto más avanzado de tierra hacia el mar. Esa es la palabra o término que se empleaba para describir el punto más saliente o adelantado en la entrada de las bahías; el hocico. Es en esa sección de la Bahía de La Habana, en su costa oriental, donde aun se encuentra esta fortaleza.

Fue El Morro el objetivo primordial cuando los ingleses tomaron La Habana en 1762. Pero no lo pudieron capturar por el mar, realmente desde un principio los ingleses diseñaron la estrategia de atacarlo por tierra y así lo hicieron. En total una escuadra de más de catorce mil marinos comandados por el almirante Sir George Pocock y un ejército de más de doce mil hombres, bajo la dirección de Sir George Keppel, Conde de Albemarle, tomaron parte en este ataque. La mayor parte del contingente desembarcó al oriente de Cojímar, trasladándose por tierra hacia la colina de La Cabaña. En aquellos tiempos La Cabaña, que se encuentra en la misma orilla de la Bahía de La Habana que El Morro y no muy lejos de éste, se encontraba despoblada y desde el punto de vista militar dominaba a El Morro, por ser más alta, y a la ciudad de La Habana a través del Canal de la Bahía. Lo que traían en armamento los ingleses, como decimos los cubanos, no era de amigos. Una vez tomada La Cabaña comenzaron a descargar sobre El Morro mientras los buques ingleses mantenían el flanco marino en puro tormento. Así y todo pasaron días y no podían expugnar las murallas de El Morro. Les tomó explotar una mina, o bomba, de considerable magnitud, plantada próxima a una de las paredes. Fue entonces, el 30 de julio de 1762, cuando el formidable castillo de los Tres Reyes Magos del Morro logró ser tomado por los ingleses.

La Cabaña

La Muralla de La Habana ya era un concepto en 1603. Otra medida de protección fue hacer un inmenso foso alrededor de La Habana y de esta forma aislarla por completo. Se optó por la muralla la cual se comenzó a construir durante el gobierno de Francisco Rodríguez de Ledesma (algunos historiadores sitúan la fecha exacta siendo el 3 de enero de 1671, otros fijan el evento en febrero del 1674). La monumental obra se logró terminar casi un siglo más tarde; siendo dada por terminada la sección que daba a tierra en 1698 pero no completándose la parte que daba a la bahía hasta 1740. Se comenzó a desmantelar en 1863. La construcción consistía de una muralla con sus apropiados fosos, garitas y bastiones. Su extensión era de unos 4892 metros. Contaba con un pequeño ejército de tres mil cuatrocientos a seis mil soldados y una artillería de ciento ochenta cañones.

La Muralla de La Habana


Friday, January 28, 2011

Algunos Monumentos a José Martí en La Habana

Selección de algunos de los monumentos dedicapos a José Martí, Apóstol de Cuba, en la Ciudad de La Habana. Por supuesto, en su día natalicio, 28 de enero que es hoy, comenzamos con la Casa Natal del Apóstol. Fue en la casa donde residía el matrimonio Martí y Pérez junto con un primo de don Mariano, Nº 41 de la calle Paula, donde nació José Martí. Esta casa se encuentra cerca de la Terminal de Trenes actual y en los tiempos del nacimiento de José Martí de la Muralla de La Habana llegando a su extremo dentro de la Bahía de La Habana. Durante los años de infancia de José Julián la familia Martí y Pérez se mudó a otra casa en La Habana. Viajaron a Valencia, España, y de nuevo regresaron a Cuba. De vuelta en La Habana se mudaron varias veces, también vivieron en Marianao y Guanabacoa quedándose José Martí en casa de su maestro y mentor Rafael María de Mendive para poder continuar sus estudios. El matrimonio y algunas de las hijas eventualmente se trasladaron a Ciudad México, pero nunca llegaron a residir en una casa que se pueda considerar por largo plazo.


Octubre de 1869 - Un grupo de voluntarios registran la casa de Fermín Valdés Domínguez y encuentran una carta firmada por Martí y Valdés Domínguez dirigida a Carlos de Castro y de Castro, un condiscípulo de ellos, donde le criticaban por enlistarse en el ejército español. (ver al final Luis Rodríguez-Embil)


Después del fracaso de la Fernandina, José Martí envía la “Orden de Levantamiento” a Cuba y el 24 de febrero, en menos de un mes de recibida por Juan Gualberto Gómez en Cuba, se da el “Grito de Baire”, comenzando de la “Guerra de Independencia de Cuba”.


19 de mayo de 1895 - En una pequeña sabana entre los ríos Cauto y Contramaestre conocida por Dos Ríos, en combate sobre su corcel y “de cara al sol”, Martí recibe en el pecho y la cara la descarga de una columna española. El cuerpo del Apóstol cae mortalmente herido en la tierra por la cual vivió.


Siete años y un día más tarde, el 20 de Mayo, con el merecido grado de Generalísimo, Máximo Gómez iza la bandera cubana sobre el Palacio de los Gobernadores en La Habana, y la posteridad eleva el nombre de José Martí a la Inmortalidad.


Del registro en la casa de Fermín Valdés Domínguez por Luis Rodríguez-Embil en “José Martí, el santo de América” de la Imprenta P. Fernández y Cia, 1941, páginas 27-28 nos presenta los detalles:

...“La familia se ha trasladado a Guanabacoa, donde ejerce ahora Don Mariano, ceñudo y fiero, el cargo de Celador del barrio de la Cruz. Queda la casa de los esposos guatemaltecos Valdés Domínguez, padres de Fermín, y que han cobrado afecto al amable y cortésmente cordial amigo de su hijo. A casa de Valdés Domínguez asiste, pues, Martí todas las noches. Juntos él, Fermín y el hermano del segundo, Eusebio, ya recibido de Abogado, toman clases cotidianas de francés con un galo auténtico, de apellido Fortier. Mas Don Mariano, que acaso considera una pérdida de tiempo tal estudio, halla para Pepe una ocupación seria. Es en el despacho de Don Cristóbal Madan. El hijo gana "cuatro onzas y media, que entrega a su padre". La duración del trabajo sería hoy con harta razón juzgaba inaudita y contra toda higiene, señaladamente para un jovencito como Pepe: "de seis de la mañana a ocho de la noche..."

“Martí no protesta. Tiene la intuición neta ya de que también la vida para él es, ha de ser, como más tarde escribió de la patria, "agonía y deber". Se somete sin queja ni alarde, como era su naturaleza someterse a lo que creía su obligación. Fermín le acompaña de tarde, después del almuerzo, hasta la puerta del escritorio donde Martí trabaja. Y una tarde, al regreso a su casa, tras de dejar a Pepe en su trabajo, se entera Fermín de lo ocurrido en su ausencia y en la de Martí, unos momentos antes:

“Su hermano Eusebio, quien, en compañía del Profesor de francés Don Atanasio Fortier y de su amigo Sellén, aguardaban la llegada del propio Fermín para comenzar la clase de aquel día, asomados a una de las ventanas de la calle, habían entablado un diálogo risueño con una graciosa vecina de enfrente que también se asomara a la ventana, a tiempo de pasar de retirada un pelotón de voluntarios al compás de la música de su charanga, para disolverse en el "Campo de Marte". Los voluntarios, arrogantes dominadores de la ciudad inerme, habían, al paso, escuchado las risas de los que de una a otra ventana dialogaban. Y el violento complejo de inferioridad de aquellos hombres que jamás salían a combatir, y que se traducía en su arrogancia misma, sintióse ofendido por las risas, pues temía y columbraba un ultraje en toda manifestación que no fuese de admiración rendida.

“Tal escucha Fermín al regresar de dejar en su trabajo a Pepe. Y, apenas lo escuchara, cuando un tropel de voluntarios invade el domicilio de los Valdés Domínguez, y se lleva al propio Fermín detenido. Le siguen a la prisión, la noche misma, el maestro de francés y Sellén. Los propios voluntarios efectúan un registro en la casa. Martí ignoraba todavía lo ocurrido. Mas, en el registro efectuado, he aquí que fue hallada, entre los papeles de Fermín, una breve misiva, dirigida a Carlos de Castro y Castro y que la carta llevaba, no una, sino dos firmas: la de José Martí y la de Fermín Valdés Domínguez"...

"De los hechos en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895 por Rafael Lubian y Arias en “Martí en los Campos de Cuba Libre” publicado en 1953 en Homenaje de la “Cervecería Polar” al Apóstol José Martí en el Primer Centenario de su Natalicio:

..."El 19 temprano, el Coronel Sandoval, por los informes que ha logrado recoger, sabe que hay partidas de insurrectos por los alrededores y que en la dirección de "La Vuelta Grande" había algún núcleo de importancia. No comunica su proyecto de salir a combatir esas partidas y emprende su marcha con mucho sigilo por la orilla izquierda del Contramaestre. Al llegar a Limones vadea el río y sigue la marcha por el camino de Remanganaguas a "Dos Ríos", o sea, por la orilla derecha del Contramaestre. A poco andar, la vanguardia da el alto a un campesino que trata de huir, pero es alcanzado.

"Traído a presencia del Jefe de la Columna, el Guajiro cantó de plano todo lo que sabía, aun cuando ya había hecho desaparecer el papel que llevaba. Este individuo era el isleño Carlos Chacón, de la finca "La Vuelta Grande", donde estaban acampados Martí y Gómez, etc. Chacón confesó el lugar donde estaban los cubanos, y también que un señor a quien todos respetaban, llamado Martí, le había entregado cuatro monedas de oro y otras de plata para que le trajera ropas y víveres de acuerdo con una lista que le había dado éste de su puño y letra. En vista de ello Chacón fue obligado a servir de guía o práctico a la columna española. Sigue Sandoval su marcha y al llegar a "Dos Ríos", precisamente al lugar llamado "La Jatía", hace alto, seguramente por tener noticias de la proximidad del campamento cubano. Probablemente por la familia del prefecto Rosalío Pacheco se entera Sandoval que suman más de trescientos los hombres que hay en "La Vuelta Grande" y decide tomar posiciones estratégicas y esperar. Coloca una avanzada como de cuarenta hombres cerca de la barranca del río por donde supone ha de venir el enemigo. Despliega una compañía en línea de combate, apoyando su flanco en el monte distante del río Contramaestre como 400 metros. También cerca del río aposta una sección, y con el grueso de las fuerzas de infantería y caballería a sus órdenes, espera el momento para lanzarlas donde menester fuere.

"En el campamento cubano hay tranquilidad y se disponen a descansar cuando se oyen tiros en dirección del camino de "Dos Ríos". Parece que estos disparos fueron hechos a una patrulla cubana de caballería, por la avanzada española. Se da el aviso de enemigo a la vista. Habían transcurrido escasamente dos horas de la llegada de Máximo Gómez al campamento cuando sonaron los disparos. El General ordenó "¡a caballo!", y dijo al General Masó: "siga con toda la gente detrás de mí". Pensaba el General Gómez poder llegar a los campos de "Dos Ríos", que es un lugar bueno para maniobrar la caballería, lo que no logró por estar ya el enemigo posesionado de sus entradas. La gente demostró un gran entusiasmo, lo que hizo pensar al General Gómez en otro "Palo Seco", según dice en su diario de operaciones. Ataca el General con gran ímpetu la avanzada enemiga arrollándola. Entonces el General ordena a Martí "retirarse hacia atrás que aquél no era su puesto". Las tropas españolas están desplegadas en línea de combate y resisten la acometida de los cubanos, no sin sufrir muchas bajas. Se generaliza el combate y Máximo Gómez no sabe ya de Martí, el que ha quedado atrás. Parece que Martí, ante la ruda lucha que estaba presenciando, y de los ineficaces ataques contra las líneas enemigas, se lanzó hacia el enemigo, diciéndole al Ayudante del General Masó, Angel de la Guardia: "vamos a la carga, joven", emprendiendo loca carrera con su revólver desenfundado, seguido por Angel de la Guardia. Parece que con este gesto, intentó en un arranque de valor provocar una reacción favorable de las armas cubanas.

"Corría el caballo de Martí, sin saber este a donde iba, guiado solamente por el sonido de los disparos, y en su loca carrera, atravesaron el río Contramaestre, subieron la cuesta del camino, doblaron un recodo que hay en este, y al salir a la recta que desemboca en "La Jatía", cayeron en la zona de fuego de los fusiles enemigos. La cerca que servía de parapeto a los españoles, tenía una portada sobre el camino, y por ella cruzaron Martí y su Ayudante, avanzando hacia el enemigo. Los españoles abrieron intenso fuego sobre ellos, pero Martí siguió avanzando con un valor temerario, hasta caer, mortalmente herido, "de cara al sol", como el pedía en sus conocidos versos, más allá de la línea enemiga, a unos veinte metros de la margen derecha del río Contramaestre, entre un fustete y un dagame. Su Ayudante, Angel de la Guardia, logró escapar ileso después de haber caído herido su caballo. El caballo que montaba Martí volvió a las líneas cubanas, siendo recogido por el corneta José Gutiérrez. La sección que mandaba Sánchez de León fue la que hizo las descargas que produjeron la muerte de Martí"...